Su cortometraje ‘Una noche con Juan Diego Botto’, el ganador de la sexta edición del festival, es uno de los quince finalistas que optan a los premios Goya 2019

 

Ambos directores están empezando a trabajar en lo que esperan que sea su primer largometraje: «No tenemos pensado dejar de escribir y dirigir por lo menos en los próximos 50 años»

Vuestro cortometraje ‘Una noche con Juan Diego Botto’ ha sido el «campeón» de la sexta edición de Corto Cortismo. ¿Qué queríais transmitir con él?

Siempre que nos ponemos a escribir, nuestro primer objetivo es crear una comedia incómoda (y siempre pretendemos que pueda ser inteligente, aunque eso no sabemos si lo conseguimos). Y siempre buscamos que nos guste a nosotros y que pueda interesar al público. Buscamos algo original o al menos una manera diferente de afrontar temas que se hayan tratado más veces. En esta ocasión, todo surgió de una idea que se le ocurrió a Teresa. Juan Diego Botto es una persona que nos daba muchísimo juego porque tiene la faceta de sex symbol, pero también la de persona culta y muy comprometida, y Teresa empezó a fantasear un día con cómo sería una cita con alguien como él. Además, mezclar realidad y ficción es algo que nos encanta, como espectadores y como creadores.

Más allá, nosotros entendemos la comedia como una forma de reírse de uno mismo (de nosotros los primeros), que creemos que es fundamental para evitar más fisuras en un mundo que ya está suficientemente polarizado. Nosotros no nos sentimos demasiado cómodos mandando mensajes moralizantes a los demás, pero tal vez sí nos gusta dejar patentes las contradicciones de todos (de nosotros los primeros). Si aceptamos que no somos perfectos y que todo no es blanco y negro, creemos que ya es un paso en la lucha de un mundo mejor e igual para todos.

Con él estáis, además, preseleccionados a los Goya. ¿Cómo lo habéis digerido?

Te puedes imaginar la ilusión que nos hizo cuando nos enteramos de que éramos uno de los 15 finalistas para los próximos Premios Goya. Es un reconocimiento maravilloso haber llegado hasta aquí, y ahora estamos intentado que «Una noche con Juan Diego Botto» tenga toda la visibilidad posible para que los académicos se interesen por verlo y, si les gusta, votarlo.

Pero estar en este punto es, sobre todo, una motivación increíble para seguir creando.

¿Habéis participado en más certámenes regionales? ¿Os esperabais este primer premio en Corto Cortismo?

Hemos recibido premios en el festival Abycine (de hecho en este festival llevamos 3 años recogiendo galardones), pero «Corto Cortismo» es el segundo festival manchego en el que recibimos un premio, lo cual no es nada fácil porque hay muchísimo nivel en la región, tal y como se pudo ver en las proyecciones. Hay compañeros con muchísimo talento en Castilla-La Mancha, cuyos trabajos triunfan dentro y fuera de la comunidad, por eso sabe tan bien que se reconozca nuestro trabajo en casa… y entre cortometrajes tan buenos.

¿Creéis en la necesidad de que existan festivales como el de Miguelturra? ¿En qué consideráis que ayuda a los creadores de los cortometrajes?

Es súper necesario para nosotros. La vida comercial de un cortometraje es casi inexistente, por eso apenas hay opción de que se vean nuestros trabajos más allá de aquellos festivales en los que son seleccionados. A más festivales, más visibilidad. No olvidemos que el cine es cultura, independientemente de la longitud de las películas.

Viva «Corto Cortismo» y viva el trabajo de todos aquellos que apuestan por el cine en formato corto y por su visibilidad.

Si os parece, contadnos en qué proyectos estáis trabajando ahora mismo o tenéis en mente.

Ahora mismo estamos empezando a trabajar en lo que queremos que sea nuestro primer largometraje. Es un proceso duro de escritura y después será más duro aún el conseguir ponerlo en marcha, pero es nuestra pasión y somos bastante constantes. No tenemos pensado dejar de escribir y dirigir por lo menos durante los próximos 50 años.